viernes, 26 de julio de 2013

Gracias a Dios es viernes, una frase que se ha dicho tanto, pero estamos gozosos porque durante esta semana hemos aprendido que el gozo y la alegría no son necesariamente lo mismo. La alegría es el resultado de circunstancias favorables; el gozo, en contraste, es el resultado de tener una relación íntima con Dios.

  En el libro de los Salmos 4:7, se contrastan el gozo y la alegría: "Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto". La "alegría mayor" es el gozo y este es el resultado de conocer y confiar en Dios; la alegría es un resultado de circunstancias agradables, tales como el que todo nos este saliendo bien. El gozo interior es constante mientras confiamos en Dios; la alegría es tan impredecible pues se basa en las circunstancias. El gozo interior derrota el desánimo; la alegría lo cubre. El gozo interior es duradero; la alegría es temporal. El gozo es un deleite en la vida que cala más profundo que el dolor o el placer. Este tipo de gozo surge de percibir la presencia de Dios en nuestra vida, permitiéndonos elevarnos por sobre las circunstancias, y con- centrarnos en la bondad y el amor de Dios. En el centro del gozo cristiano está el hecho de que Dios ha actuado y está actuando para salvar a los que confían en el.

Mis amigos muchas veces permitimos que las circunstancias nos afecten y por ello tendemos a vivir en altibajos. Y en realidad en esos momentos regocijarse parece irrazonable, aun imposible. Por eso el mandato es regocijarse "en el Señor". Es verdad que no siempre podemos regocijarnos en nuestras circunstancias o en las de otras personas, porque pueden ser negativas. Sin embargo, podemos regocijarnos en el Señor, porque él es siempre bueno, fiel misericordioso y nunca cambia.

Dios me ha enseñado que mi estabilidad espiritual está relacionada directamente con mi conocimiento de Dios, mi compromiso con él y conocerle me ayuda a vivir por sobre mis circunstancias y me proporciona estabilidad. Conocerlo hace que todo lo demás sea menos importante.

Mis amigos y familia REV muchas veces el gozo no se refleja en nosotros sencillamente porque tendemos a centrados en nosotros mismos. Pero, por reales que sean nuestros problemas, al concentrarnos únicamente en ellos solo los empeoramos en nuestras propias mentes. En realidad, tenemos razones para regocijarnos no en nosotros mismos, sino en Dios, porque gracias a él es que todo lo podemos y nuestra fortaleza para vivir una vida de victoria se fundamenta en el Gozo del Señor. Bendecido con toda bendicion.

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